¿Los otros todos que nosotros somos?
Soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos.
Octavio Paz 1
Un concepto capital en la obra de Octavio Paz es que en el reconocimiento de la existencia del otro afirmamos nuestra propia identidad. Edward Said habla de una “esencia misma del ser exterior”,2 esgrimiendo que no solo en lo individual sino en lo colectivo se ha buscado al otro para definirnos. Va incluso un poco más lejos, pues a su parecer los europeos han “necesitado” del mundo islámico — paradigmáticamente, define al orientalismo como una proyección de Occidente sobre Oriente y su voluntad de gobernarlo— para que funja el papel de otro: el extranjero, el enemigo tácito, la imitación fraudulenta y sesgada de la razón o de este hemisferio (que, a fin de cuentas, es lo mismo). Dante Alighieri, por ejemplo, presentó al profeta Mahoma en el inferno, junto a los mentirosos en un círculo de fosas.3
Si bien una frontera política no siempre es cultural, una frontera cultural siempre es política. Así, de manera cuasi militar, se establece mediante el espacio un “nosotros” —aquí, donde vivimos y tenemos derecho— y “ellos” —allá, el lugar indeseable, un lawless place—.
¿Quién ha encarnado ese sujeto tan extraño que para muchos resultó más fácil de homologar a un animal, o a un demonio, que a ellos mismos? El ejemplo pertinente son los indios mesoamericanos. Dussel recapitula cómo Sepúlveda defendió a capa y espada la supremacía de los suyos, los conquistadores, pues “es justo y conveniente que los inteligentes, virtuosos y humanos dominen sobre los que no tienen capacidades”,4 de modo que el diálogo entre la mismidad y la otredad es entendido por el autor como una dinámica de poder
En este orden de ideas, Tzvetan Todorov menciona que “el encuentro de Moctezuma con Cortés, de los indios con los españoles, es ante todo un encuentro humano”,5 detalla el historiador búlgaro. En algún lugar no muy lejano del pensamiento de Said, Todorov se ocupa de disertar sobre la destrucción y sujeción indígena;6 la comprensión del indio no eludió su asolamiento, “toda vez que comprender no implica necesariamente un reconocimiento pleno del otro. La comprensión, añade Todorov, era una herramienta para la dominación; fue una acción con fines de explotación”.7
Como estudiante de primer año de Derecho con frecuencia me pregunto si este y la política tienen algún sentido si no es para el otro. Alguna vez me contaron que cuando Bush anunció la invasión a Afganistán e Irak —en 2003, un año después de que nací— advirtió de “un oscuro rincón del mundo”.8 Pensé que eso era un absurdo, o que el ex presidente se refería a un oscurantismo muy peculiar, si de ese recoveco brotaron muchas de las primeras civilizaciones con logros considerables en el orbis terrarum. ¿Ir ahí era la famosa carga del hombre blanco? ¿Creía en la servidumbre natural? Y, a propósito de las preguntas: creo que la etimología, la semiótica, la historia y la filosofía son muy amigas. Tapia hace un recuento interesantísimo sobre el origen del término “bárbaro”:
En el ámbito cultural griego, en el que en gran parte hunde sus raíces la tradición cultural de Occidente, encontramos […] que el término «bárbaro» procede directamente del griego, en el que decantó su significado desde la acepción neutra de «extranjero» —más exactamente, «el que no habla la propia lengua», que es lo que quiere decir la palabra griega «bárbaros», de origen onomatopéyico—, hacia la acepción valorativa de «salvaje», «rudo», «no civilizado»; en definitiva, infrahumano.9 Los testimonios a ese respecto son abundantes, y van desde Heródoto, que describe la barbarie […] en términos opuestos a una noción de civilización absolutamente determinada por las características de la propia sociedad.10
Es importante plantearse cómo es que nos han “legado” la otredad hasta nuestros días. Si prestamos atención, no podremos dejar de verlo —elegir ignorarlo tal vez, pero no desaprenderlo— dado que la antropología misma se desarrolló estudiando a pueblos no occidentales. Al respecto, Todorov cuestiona:
¿Puede uno querer realmente a alguien si ignora su identidad, si ve, en lugar de esa identidad, una proyección de sí o de su ideal? Ahora bien, ¿no hay ya una violencia en la convicción de que uno mismo posee la verdad... y que, además, hay que imponerla a esos otros?11
Una clavis aurea es que el ejercicio de la otredad es una doble omisión, por así decirlo, en este caso el statu quo europeo no reconoció sino trogloditas. Resulta irónico pensar que hubo extranjeros en su propia tierra. Por un lado observamos el desconocimiento del nativo y por otro la deshumanización del peninsular.
1 Octavio Paz, Piedra de Sol, México, unam, México df, 2008, p. 19.
2 Edward W. Said, Orientalismo, editorial al Quibla, Madrid, 1990, p. 98.
3 Dante Alighieri, La Divina Comedia, Canto xxviii, disponible en https://bit.ly/3fu9r7z(consultado el 17 de septiembre del 2020)
4 Enrique Dussel, Meditaciones anticartesianas, en Tabula Rasa 9, 2008, p. 166.
5 Tzvetan Todorov, La conquista de América: El problema del otro, Siglo XXI,México, 1995, p. 105.
6 Edward W. Said, op. cit., p. 98.
7 Alexander Micić, Reseña de La conquista de América: El problema del otro, en Estudios Avanzados, vol. ii num. 11, 2009, p. 153, disponible en t.ly/eAKt (consultado el 17 de septiembre del 2020)
8 Eduardo Galeano, 20 de marzo de 2003, Contratapa: Seré Curioso, Periódico Pagina 12, disponible en t.ly/eAKt
9 Las cursivas son del original
10 José A. Pérez Tapias, Humanidad y Barbarie: de la “barbarie cultural” a la “barbarie moral”, Gazeta de Antropología, vol. x, 4, diciembre, 1993, p.3, disponible en disponible en t.ly/yunv
11 Todorov, op. cit., p. 182
Alighieri, Dante, La Divina Comedia, Canto xxviii. Recuperado de https://bit.ly/3fu9r7z
Dussel, Enrique, Meditaciones anti-cartesianas: sobre el origen del anti-discurso filosófico de la Modernidad, Tabula Rasa, núm. 9, 2008, pp. 153-197.
Galeano, Eduardo, Seré Curioso, Periódico Pagina 12, 20 de marzo de 2003. Disponible en https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-17766-2003-03-20.html
Micić Täguer, Alexander, "Reseña de La conquista de América: El problema del otro", Estudios Avanzados, 2009, vol. ii, núm. 11. Disponible en https://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/ideas/ article/view/478
Paz, Octavio, Piedra de Sol, México, unam, México df, 2008.
Perez Tapias, Jose A., WHumanidad y Barbarie: de la barbarie cultural a la barbarie moral", en Gazeta de Antropología vol. x, num.4, 1993, p.3. Disponible en: t.ly/yunv
Said, Edward W., Orientalismo, Quibla, Madrid, 1990.
Todorov, Tzvetan, La conquista de América: La conquista de América: El problema del otro, Siglo xxi, México, 1995.